Banco de la Nación: 40 años de Servicios
Los seres humanos tienden por naturaleza a reunirse y formar asociaciones , a fin de cumplir los diversos objetivos que se proponen: algunos de estos con objetivo político, otros con propósito económico. Sin embargo, existen de vez en cuando excepciones dentro de dichos grupos humanos, los cuales llegan a producir entes con fines principalmente sociales y preocupados no sólo por sus propios miembros, sino por la comunidad en su conjunto. El Banco de la Nación es una de estas excepciones, la cual -más que un grupo humano- es ya una institución fundamental en la vida de los peruanos.
Desde su creación en 1966; gracias a la comprensión de la realidad social peruana por parte del Presidente Fernando Belaúnde Terry y de los parlamentarios apristas, el Banco de la Nación inicia su misión social en el país, bajo la conducción de su insigne primer Presidente, el Doctor Percy Buzaglio Terry, cumpliendo diversas funciones que habían sido delegadas anteriormente al sector privado y llevadas a cabo de forma ineficiente hasta su aparición. Así pues, nuestra institución asumió la importante labor ser el ente recaudador de las rentas del Gobierno Central, las Entidades Públicas y los Gobiernos Locales, actividad fundamental en la estructura de cualquier estado ya que aseguraba el ingreso del capital particular al sistema económico nacional, a efecto de ser utilizado para los diversos propósitos de la comunidad. Asimismo, cumplió el rol de Agente Financiero del Sector Público y recibió los depósitos del fondo del Gobierno Central, labores que tenían por objeto solucionar cualquier problema de solvencia que pudiese padecer el país en algún momento. Huelga decir que las mencionadas funciones iniciales fueron acometidas de manera admirable.
Según fueron pasando los años, el Banco de la Nación comenzó a afrontar diversos retos que los nuevos tiempos le imponían. Al finalizar la década de los sesentas, se convirtió en titular del manejo de los seguros y reaseguros del sector público, así como el depositario de todos los fondos de éste, incluidos los ingresos de los Gobiernos Locales. Durante los setentas, debido al infatigable tesón que demostró antes de cumplir una década de servicio al pueblo peruano, la institución logró establecer sólidas bases de apoyo a la banca privada, adquiriendo gran porcentaje del accionariado de las diversas entidades financieras particulares, convirtiéndose así, en el tercer banco en importancia a nivel latinoamericano y uno de los doscientos más importantes en todo el mundo.
La década de los ochentas, confirmó a nuestra institución como una de las poseedoras del pensamiento más progresista dentro de las existentes en el Perú, al impulsar por iniciativa propia un proceso de descentralización de funciones y de alcance a provincias, abriendo no sólo nuevas agencias, sino incluso convirtiendo a algunas de las existentes en sucursales autónomas debido a su solidez y competencia, logrando llegar de esta manera a más peruanos , brindándoles un servicio financiero seguro y eficiente , donde la banca comercial no lograba hacerlo, además de crear nuevos puestos de trabajo. Esta postura descentralista no sólo se manifestó dentro de la institución, sino que fué parte de una filosofía de desarrollo nacional al ofrecer nuevas líneas de crédito a los gobiernos municipales por todo el territorio patrio, lo cual permitió impulsar su progreso y autonomía. Esta labor crediticia se vio complementada mediante el apoyo otorgado a diversas empresas públicas como SIDERPERU o PETROPERU, así como también a distintas universidades y centros de salud, obra que revertiría en el provecho de todos los ciudadanos.
Fue también en esta década que el BN decidió implementar una de los más sofisticados sistemas de procesamiento de datos y cajeros electrónicos de la época, envidiado no solo por bancos privados, sino incluso por sus pares de Brasil y Argentina, colocándolo de esta forma a la vanguardia informática en Latinoamérica.
Sería imposible seguir hablando de Banco de la Nación sin mencionar a su Fondo de Empleados. Este órgano, gestionado y financiado por los mismos trabajadores, llegó a ser considerado como modelo en cuanto a administración de recursos y suministro de los servicios sociales necesarios para la tranquilidad de sus miembros. Mediante él, se logró diseñar un programa de asistencia médica que ninguna compañía privada habría soñado, construyendo consultorios particulares y logrando convenios con las principales clínicas de Lima y provincias, asegurando de esta forma la salud de los trabajadores y sus familias, pudiéndose calcular una cifra de 35000 asegurados a nivel nacional. Asimismo, el programa de crédito hipotecario les permitió el acceso a un techo, y el centro de educación inicial facilitó el comienzo de la instrucción de sus hijos.
Los años noventa, que empezaron con el gobierno de Alberto Fujimori y sus medidas de corte neoliberal, obligaron a reestructurar la institución. Si bien a través de diversos dispositivos legales se autorizó a varios organismos del sector público a hacer sus depósitos en entidades financieras privadas, esto no trajo como consecuencia una disminución en la eficiencia ni en la calidad de las prestaciones ofrecidas por el BN. Antes bien, continuó su labor de ofrecer servicios financieros a todas las empresas del estado y a las personas naturales que no tuvieran a disposición un banco privado. El siglo XX concluyó para la institución con 342 oficinas y 178 cajeros a nivel nacional, así como un cuerpo de 2620 empleados en todo el territorio nacional.
El Banco de la Nación recibe el siglo XXI reafirmando su vocación social, al facilitar el acceso al crédito bancario a gran parte del sector con menores ingresos económicos, el cuál había venido siendo excluido por la banca comercial. Además, logra culminar el reto asumido al iniciar la modernización en transmisión de datos, consiguiendo una interconexión total con sus agencias a nivel nacional (265 de la cuales son la única opción bancaria para muchos compatriotas). Al cumplir sus 40 años de vida institucional, sólo queda desear que lleguen a ser 40 años más de aquella infatigable labor que es emprendida a diario por el Banco de la Nación, la cual no es sólo el motivo de su origen, sino también su única aspiración desde 1966: Trabajar por los Peruanos.